Todos hemos visto las consecuencias de un derrame de petróleo en el mar. Se vuelve una tragedia de muchos años… aguas contaminadas y tanta flora y fauna destruída.
Tristemente, hay otras cosas que no se mezclan sin consecuencias aun más desastrosas.
De la misma manera, aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia. Y si es por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no sería gracia. Y si fuera por obras, ya no sería gracia; de otra manera la obra ya no es obra. (Romanos 11:5-6 RVC)
Qué tal si te digo: “Te quiero regalar un celular nuevo. Deposita $15,000 pesos a mi cuenta y te lo doy.“ Tú, como un buen yucateco, me vas a decir: “¿Comvaser, chavo?”
O es un regalo o es una compra. Ni el sincretismo mas sofisticado puede reconciliar los dos conceptos. Mucho menos cuando consideramos la oferta de salvación eterna en el Hijo de Dios, Jesucristo.
¿Queremos el perdón de nuestros pecados y una plena reconciliación con Dios? No tiene nada que ver con lo que hagamos. Es algo que recibimos, como algo ya hecho a nuestro favor. Cualquier regla o rito agregado como calificador al enunciado indicativo, "él que en él cree, no es condenado" (Jn 3:18a), constituye un intento de hacer nulo el mensaje del evangelio. Hace que nuestro destino final dependa de nosotros… nada bueno. Pues, si de nosotros depende, nunca estaremos con Dios.
Si captamos que Jesús ya pagó todo y le abrimos el corazón a él, experimentamos su paz y su libertad para siempre.
¡Qué gozo es saberlo! Todo perdonado. Al morir, seremos recibidos "intachables delante de su gloria con gran alegría," (Judas 1:24 RVC). Nuestro vivir ahora se fundamenta en la dichosa certeza de su divina aceptación y amor incondicional por nosotros.
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni las potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor. (Romanos 8:38-39 RVC)
Esperamos que nos quieras acompañar en su gloriosa presencia en la eternidad!
¡Cree en Jesús hoy!
Pero a todos los que recibieron la Palabra, a los que creen en su nombre, les dio la potestad de ser hechos hijos de Dios; (San Juan 1:12 RVC)